Un viaje sin regreso
Exactamente un 29 de noviembre de
2010 recibí un mensaje en mi teléfono, mensaje en que te despedías pero que no
imagine jamás que sería el último y que iba a pasar tanto tiempo sin saber de
ti. Recuerdo como si fuese ayer exactamente lo que me dijiste, “Buenas noches
moro, en cuanto llegue te aviso”, y me quede esperando, me quede esperando ese
mensaje, ese mensaje donde se supone que
avisabas que llegaste a tu destino y que todo estaba bien.
En este momento todavía me
pregunto si llegaste o no, y duele pensarlo. Un viaje lleno de ilusiones que se
convirtió en disoluciones, no sé si para ti, quizás sí, todos desconocíamos lo
que pasaría, todos desconocemos lo que Dios y la vida nos tiene preparado,
nunca sabemos cuando llegara el día de marchar, ni el lugar, ni las circunstancias
pero a veces todo pasa tan rápido y sin explicación ninguna que nos dejan con
muchas preguntas sin respuestas, un
viaje sin regreso.
Días de desesperación, de agonía,
de ilusiones que llegaban y terminaban en segundos, de búsqueda sin respuesta,
de peleas con Dios, con las autoridades, preguntándonos ¿Dónde están? Y hasta
ahora todavía me pregunto lo mismo.
Le doy gracias a Dios que no
estabas sola, no sé que viviste o vives, ni como te sentiste o sientes, te conocí
muy bien y estoy segura que al igual que nosotros que no sabíamos de ti tu también
estabas angustiada, pero ahí estaba ella, la mujer que te dio la vida, que
lucho por ti y por Vane en años, que no descanso ni un segundo y que te daba
las fuerzas necesarias cuando más lo necesitabas, ella que me acogió a mi también
y en los pocos días que nos veíamos su cariño, afecto y amor eran notables y le
doy las gracias a Dios por su vida y a ella por eso, me tranquiliza un poco
pensar que por lo menos estabas y estas con ella, no sé que vivieron o viven
pero de seguro ella está ahí como siempre en pie firme para defenderte con sus
garras de madre, también se agradece que haya hecho de vane la mujer tan fuerte
que ha demostrado que es y que a pesar de las circunstancias y los duros
momentos a seguido adelante, con la fe y esperanza de que algún día volverán.
He aprendido a creer en que Dios
tiene un propósito en nosotros y en que todo está escrito, todo esto me hace
llegar a la conclusión de por eso fui a compartir tu ultimo cumpleaños que
celebraste junto a tu familia y amigos, fueron seis años conociéndote,
compartiendo bellos y malos momentos, pero por una cosa y otra nunca habíamos celebrado
juntas, tu cumpleaños casi siempre es en semana santa y eso nos complicaba poder
compartir, siempre me lo reclamaste y era lo único que me reprochabas pero por
cosas de Dios justo ese año fui y estuve contigo, dudaste que estaría ahí pero asistí,
viéndote celebrar, bailar, reír, y a todos presentándome como tu morocha, la
morocha que siempre nombrabas pero que no todos conocían. Ese día te prometí
que estaría contigo todos los cumpleaños que vinieran y por razones que
quisieran me explicaran algún día no he podido cumplir esa promesa, entonces a veces
me pregunto ¿será que Dios quiso que yo fuese ese día a compartir contigo porque
sería el ultimo? Que irónico ¿no? Quién diría.
Morocha, más que amigas,
hermanas, realmente son pocas las personas que logran eso y tu y mis manas son
una bendición en mi vida, no somos tan parecidas físicamente pero aun así
muchos nos confundían, no sé si te pasa todavía pero a mí sí, hay personas que todavía
me ven y me llaman por tu nombre, nunca entendimos porque nos pasaba eso pero
es la razón de que nos llamáramos luego así y así nuestra hermandad creció y fue
más grande el vinculo entre nosotras. Podíamos pasar días sin
escribirnos y vernos y cuando sucedía era como si no hubiese pasado el tiempo y
disfrutábamos el momento, a pesar de que yo era la que me alejaba tu siempre estabas
ahí pendiente de mis pasos y orgullosa de lo que hacía y lograba.
Es triste pensar que extrañamos y
les damos valor a las personas cuando ya no están, gracias a Dios disfrute de
cada momento compartido contigo, desconocemos que pasara con nuestros seres
queridos y hasta cuándo podremos compartir con ellos, por eso cada momento hay
que vivirlo y disfrutarlo como el ultimo.
Después de dos años y cuatro
meses fue bonito verte de nuevo, fue bonito verte sonreír y abrazarte, fue
bonito escuchar que me dijeras como siempre, “morocha estabas perdida, no lo
vuelvas hacer” y contemplarte sin entender lo que pasaba, sin entender si era
real lo que estaba viviendo, fue un momento de confusión, y justo cuando me
ibas a decir donde estuviste todo este tiempo desperté, y entre en la realidad,
en la triste realidad que me hizo recordar que desde ese tiempo ya no estás,
que ya no recibo tus mensajes peleándome y reclamándome el por qué no te había escrito,
es difícil pensarlo pero más aun vivirlo, solo le pido a Dios que donde quiera
que estés te cuide siempre y que nos siga llenando de fortaleza y fe porque yo
y estoy segura que ninguna de las personas que realmente te queremos hemos
perdido la esperanzas de volverte a ver y le doy gracias porque por lo menos en
sueño he podido abrazarte de nuevo.
Continuara…
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