domingo, 31 de marzo de 2013


Un viaje sin regreso

Exactamente un 29 de noviembre de 2010 recibí un mensaje en mi teléfono, mensaje en que te despedías pero que no imagine jamás que sería el último y que iba a pasar tanto tiempo sin saber de ti. Recuerdo como si fuese ayer exactamente lo que me dijiste, “Buenas noches moro, en cuanto llegue te aviso”, y me quede esperando, me quede esperando ese mensaje,  ese mensaje donde se supone que avisabas que llegaste a tu destino y que todo estaba bien.

En este momento todavía me pregunto si llegaste o no, y duele pensarlo. Un viaje lleno de ilusiones que se convirtió en disoluciones, no sé si para ti, quizás sí, todos desconocíamos lo que pasaría, todos desconocemos lo que Dios y la vida nos tiene preparado, nunca sabemos cuando llegara el día de marchar, ni el lugar, ni las circunstancias pero a veces todo pasa tan rápido y sin explicación ninguna que nos dejan con muchas preguntas  sin respuestas, un viaje sin regreso.

Días de desesperación, de agonía, de ilusiones que llegaban y terminaban en segundos, de búsqueda sin respuesta, de peleas con Dios, con las autoridades, preguntándonos ¿Dónde están? Y hasta ahora todavía me pregunto lo mismo.

Le doy gracias a Dios que no estabas sola, no sé que viviste o vives, ni como te sentiste o sientes, te conocí muy bien y estoy segura que al igual que nosotros que no sabíamos de ti tu también estabas angustiada, pero ahí estaba ella, la mujer que te dio la vida, que lucho por ti y por Vane en años, que no descanso ni un segundo y que te daba las fuerzas necesarias cuando más lo necesitabas, ella que me acogió a mi también y en los pocos días que nos veíamos su cariño, afecto y amor eran notables y le doy las gracias a Dios por su vida y a ella por eso, me tranquiliza un poco pensar que por lo menos estabas y estas con ella, no sé que vivieron o viven pero de seguro ella está ahí como siempre en pie firme para defenderte con sus garras de madre, también se agradece que haya hecho de vane la mujer tan fuerte que ha demostrado que es y que a pesar de las circunstancias y los duros momentos a seguido adelante, con la fe y esperanza de que algún día volverán.

He aprendido a creer en que Dios tiene un propósito en nosotros y en que todo está escrito, todo esto me hace llegar a la conclusión de por eso fui a compartir tu ultimo cumpleaños que celebraste junto a tu familia y amigos, fueron seis años conociéndote, compartiendo bellos y malos momentos, pero por una cosa y otra nunca habíamos celebrado juntas, tu cumpleaños casi siempre  es  en semana santa y eso nos complicaba poder compartir, siempre me lo reclamaste y era lo único que me reprochabas pero por cosas de Dios justo ese año fui y estuve contigo, dudaste que estaría ahí pero asistí, viéndote celebrar, bailar, reír, y a todos presentándome como tu morocha, la morocha que siempre nombrabas pero que no todos conocían. Ese día te prometí que estaría contigo todos los cumpleaños que vinieran y por razones que quisieran me explicaran algún día no he podido cumplir esa promesa, entonces a veces me pregunto ¿será que Dios quiso que yo fuese ese día a compartir contigo porque sería el ultimo? Que irónico ¿no? Quién diría.

Morocha, más que amigas, hermanas, realmente son pocas las personas que logran eso y tu y mis manas son una bendición en mi vida, no somos tan parecidas físicamente pero aun así muchos nos confundían, no sé si te pasa todavía pero a mí sí, hay personas que todavía me ven y me llaman por tu nombre, nunca entendimos porque nos pasaba eso pero es la razón de que nos llamáramos luego así y así nuestra hermandad creció y fue más grande el vinculo entre nosotras. Podíamos pasar días sin escribirnos y vernos y cuando sucedía era como si no hubiese pasado el tiempo y disfrutábamos el momento, a pesar de que yo era la que me alejaba tu siempre estabas ahí pendiente de mis pasos y orgullosa de lo que hacía y lograba.

Es triste pensar que extrañamos y les damos valor a las personas cuando ya no están, gracias a Dios disfrute de cada momento compartido contigo, desconocemos que pasara con nuestros seres queridos y hasta cuándo podremos compartir con ellos, por eso cada momento hay que vivirlo y disfrutarlo como el ultimo.

Después de dos años y cuatro meses fue bonito verte de nuevo, fue bonito verte sonreír y abrazarte, fue bonito escuchar que me dijeras como siempre, “morocha estabas perdida, no lo vuelvas hacer” y contemplarte sin entender lo que pasaba, sin entender si era real lo que estaba viviendo, fue un momento de confusión, y justo cuando me ibas a decir donde estuviste todo este tiempo desperté, y entre en la realidad, en la triste realidad que me hizo recordar que desde ese tiempo ya no estás, que ya no recibo tus mensajes peleándome y reclamándome el por qué no te había escrito, es difícil pensarlo pero más aun vivirlo, solo le pido a Dios que donde quiera que estés te cuide siempre y que nos siga llenando de fortaleza y fe porque yo y estoy segura que ninguna de las personas que realmente te queremos hemos perdido la esperanzas de volverte a ver y le doy gracias porque por lo menos en sueño he podido abrazarte de nuevo.

Continuara…

          

lunes, 21 de enero de 2013


Desde lo más profundo del municipio portuario

Guanta esconde lugares para la aventura y el deporte extremo


Aproximadamente a nueve kilómetros de la parroquia Chorrerón del Municipio Guanta se encuentran Las Cuevas de Rolando, dos cavidades geológicas que ofrecen una cantidad de diversidad natural para el disfrute de propios y visitantes.
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Tibairy Jiménez

 Luego de más de 30 minutos desde la carretera nacional para adentrar por toda la parroquia Chorrerón y dejar atrás la majestuosidad del Parque "La Sirena" empezamos un constante ascenso donde podemos disfrutar de un aire limpio y una vegetación virgen para poder llegar a las Cuevas de Rolando, puesto que los vehículos no llegan hasta ese lugar y así podemos culminar en las encantadoras pozas de “El Encanto” que allí se encuentran.

Ropa cómoda que se pueda mojar, linternas, agua, zapatos deportivos, brújula y ganas de vivir una experiencia inolvidable son los requisitos para disfrutar de lo que la naturaleza nos regala en el sector La Caraqueña del municipio portuario.

Después de una caminata de aproximadamente 20 minutos de subidas y ascensos donde desde ya ponemos a prueba el rendimiento físico, podemos encontrar las Cuevas de Rolando, lugar que lleva este nombre por unos hermanos que tenían este apellido y que en el tiempo del dictador Marcos Pérez Jiménez lograron ocultarse en estas grutas de la Seguridad Nacional.

Al llegar al lugar podemos observar dos grietas, una a la cual se le da por nombre “cueva húmeda” debido a un riachuelo de 1,70 metros de profundidad que nace en la entrada de ella y que no supera los 5 metros de extensión por el cual todas las personas que quieran saber lo que dentro se encuentra tiene que pasar.

A pocos metros de la “cueva húmeda” se encuentra una cavidad de 90 centímetros aproximadamente a la cual se le da por nombre “cueva seca” ahí podemos encontrar el mayor atractivo de estas cavidades a la cual se le da por nombre “la iglesia” es la forma de las rocas la cual se puede observar como la fachada de una iglesia o catedral realizado por la máxima naturaleza.


En ambas cuevas podemos encontrar impresionantes estalactitas que se forman debido a cada gota que caen de las formaciones rocosas del techo al suelo y las estalagmitas y columnas que son las formaciones que van del suelo al techo y que logran hermosas formaciones y pilares aparte del sin fin de animalitos incluyendo los Guacharos y murciélagos que ahí habitan, estos pájaros nocturnos que comparten ambas cuevas te reciben con un particular cantar al entrar en ellas.

Desde la “cueva seca” podemos llegar al otro lado de la montaña, ahí esta se presta para que los amantes del deporte extremo con equipos y personas especializadas puedan descender de ella haciendo rapel para luego llegar a un riachuelo que nos guía el camino nuevamente hasta el poblado de "La Caraqueña”.

El director del Instituto Municipal Autónomo de Turismo de Guanta (IMATURG) José Caraballo informó que es posible la creación del plan de excursión “La Ruta del Encanto” para que visitantes y propios del municipio Guanta puedan disfrutar de las expediciones en las zonas altas de El Chaparro, La Sirena, Poza Azul y Las Cuevas de Rolando con personas capacitadas y guías donde los amantes del deporte extremo puedan practicar también rapel, escaladas y senderismo.










viernes, 11 de enero de 2013


La casa de mis sueños.

En un lugar apartado de la ciudad, donde desde lejos solo pueda mirar la inmensidad de la selva que se una con el cielo, rodeada de caballos, de animales de campo, un inmenso rio y en el centro mi hogar.

Una casa hecha a la antigua, con accesorios de los años 80 que le den ese toque de misterio y donde la gente pueda viajar a esa época con solo entrar, un viejo teclado, una sala de estar llena de libros para deleitar, un estudio musical para sacar las mejores melodías que en mi mente puedan llegar, y muchas habitaciones para que todo aquel que quiera quedarse pueda disfrutar de la majestuosidad de la naturaleza que Dios ahí nos puede regalar.

Con una fuente donde haya tortuguitas de verdad, un espacio con peceras donde muchos peces ahí puedan estar, un lugar para las aves y muchos árboles frutales y medicinales también estén presentes en ese lugar.

Piscinas para que los niños y allegados también puedan disfrutar, asientos cerca del rio para que todos los que quieran leer o descansar en ese sitio puedan hacerlo sin ningún pesar, un lugar para correr a caballos donde se les haga terapia a personas que con esa práctica pueda mejorar.

Con una terraza donde del inmenso cielo estrellado en la noche pueda disfrutar y en ese mismo sitio sin ningún peligro pueda relajarme y descansar, simplemente así quiero mi hogar.

Tibairy Jiménez

Un mar de ilusiones lleno de desilusiones

Era un 13 de enero del año 2012, comienzo de año, y como todos, el entusiasmo se apoderaba de mi, el sol resplandecía en todo su esplendor, el mar era tranquilo, tan tranquilo que te llenaba de paz al solo contemplarlo, la brisa podía rozar tu cara, todas las personas que veía ese día por ese muelle majestuoso, se les podía ver la cara de felicidad y de paz al contemplar lo que yo por un día mas tenia la dicha de hacer.

El optimismo se apoderaba de mí, porque sin duda ningún viaje es igual al otro, personas distintas, las mismas esperanzas que tienen todos que deciden hacer ese viaje, para algunos con retorno, otros no corrieron con esa suerte, y la mía ¿Cuál sería? En ese momento lo ignoraba todo, no sabía lo que el destino me tenía preparado, nadie lo sabe, solo Dios, él es el que tiene nuestro destino escrito, me habían preparado para que nada de lo ocurrido hubiese pasado si todo se hacía como debía de ser. Fuerte y ágil a si me sentía y así estaba.
El gozo se apoderaba de mi corazón una vez más, así me sentía cada vez que me tocaba zarpar para llevar a todas a esas personas a lugares que en sus vidas habían ido y no solo eso, sino de disfrutar todo lo que en mi se encontraba, cine, teatros, piscinas de todo tipos, deliciosas comidas, y una cantidad de cosas que ni se imaginan, ¡tenían que estar ahí para vivirlo!, lo que si les puedo asegurar es que una vez allí no querrían bajarse de mi jamás y yo feliz.

 No se imaginan la felicidad que sentía al verlos a todos sonrientes como sol al amanecer y la tristeza que sentían al despedirse de mi me contagiaba, pero para mí siempre había esperanza, porque volvería a salir pero con 4500 personas más que iban con las mismas ilusiones que los anteriores.
Personas de diferentes nacionalidades, europeas, americanas, latinas, de todos los colores y las razas, allí no había distinción, todos eran iguales, todos gozaban de las mismas comodidades.
Algunos iban en grupos familiares, amigos o parejas, otros preferían ir solos, más de uno cruzo sus vidas con alguien que de seguro conoció ahí mismo, en ese lugar que de seguro nunca olvidarían, como yo no los olvido a cada uno de ellos, puedo recordarlos fácilmente, hay personas que vienen después de mucho tiempo a verme, por lo menos de lejos, con eso se conforman, algunos con sus hijos pequeños para contarles un poco de cerca las experiencias vividas, y para darles esperanzas de que ellos quizás podrían vivirlas algún día, quien sabe, entre 20 o 30 años más, con mucho mantenimiento, seguro yo hubiese seguido activo y feliz en llevarles felicidad a ellos también que es lo que me gusta más y mi deber.

Nada fácil llevar a 4500 personas, más que el titanic, ¿lo recuerdan? Ese que al igual que yo zarpe hace 100 años a llevarles alegrías a 2500 personas que confiaron en el, pero eso solo duro cinco días, no lo culpo, no fue su culpa, quizás su destino era ese, pero, ¿el mío? ¿Cuál era el mío? Aun no lo entiendo, no logro comprenderlo.

Nunca me imagine que eso pasaría, era mucho tiempo de experiencia, muchos viajes, a los mismos sitios que nunca se volvieron rutina, cada viaje era una experiencia distinta, pero todo cambió en un abrir y cerrar de ojos, así como cuando ves a las aves volar que no te das cuenta cuando abren o cierran sus alas, de esa misma forma paso, no sé en qué momento me cambiaron el rumbo, bueno, si sé, lo que no se es por qué me deje llevar, me sentía confiado, yo confiaba mucho en él, confiaba tanto como un hijo en su padre, a ciegas, eran muchos momentos compartidos y como todos, nunca me imagine su traición, traición que me duele y llena de nostalgia.

En este momento no me duele tanto lo que paso conmigo, sino lo que sufrieron los demás, al principio todo fue bueno hasta  ese instante en que él decidió hacer el desvío hacia esa isla, isla que veía desde lejos y que solo con sonar mi corneta desde la distancia me sentía complacido pero él no solo se conformo con eso, ese día por razones que aun desconozco y que me gustaría que en algún momento me explicara decidió acercarme aun mas, sabiendo el peligro que corríamos.
Estaba tan feliz que tampoco medí las consecuencias, por eso, a veces me culpo de lo sucedido, he escuchado que dicen por allí que es malo tomar decisiones estando feliz, quizás fue eso lo que nos paso, estábamos tan felices en ese momento que también me deje llevar y pasó, lo que nunca me imagine, lo que nunca debió pasar, pasó, en ese momento, en ese instante en un abrir y cerrar de ojos.

Veía como nos acercábamos, me imaginaba todo bonito, nos acercamos, saludo aun más de cerca, en tanto tiempo nunca lo había hecho, ¡no va a pasar nada! me decía, pero la cosa no fue tan bonita como me imagine, lo peor ocurrió.

No lo pude evitar y él tampoco, cuando percatamos ya era demasiado tarde y no pude hacer mas nada, solo cerré los ojos y ahí quede, al frente de esa isla, Giglio, nunca se me olvidará su nombre, hasta ahí, hasta ese momento llegó mi historia, allí fue mi capítulo final y para mi lamento, el capítulo final de muchas personas que subieron con ilusiones y jamás la volverán a tener, o como aquellos que al igual que ellos subieron ilusionados y en este momento la tristeza los invade, así quede, solo para la historia de mi país, Italia, y quizás para la historia del mundo, ¿ cuánto tiempo volverá a pasar para que algo igual a esto vuelva a suceder? ¿100 años más? ¡Ojala nunca más pase!, no quiero que otros como yo, y muchas personas más pasen lo que yo pase y vivan las experiencias que mis pasajeros vivieron.
Nadie se había dado cuenta de la magnitud del problema, el decía que todo estaba bien cuando paso, pero no, lo peor estaba por venir. Angustia y desesperación se veía reflejada en sus caras después de un rato, el momento era cumbre y el reloj estaba en nuestra contra, cada minuto, cada segundo era vital para cada uno de ellos, ¿y yo? Observando sin poder hacer nada, hundiéndome en un mar de tristezas por lo sucedido, esperando lo peor, ya no había vuelta atrás, el mal estaba hecho y con él las consecuencias.

Tenía esperanzas de que todos quedaran a salvo, mi desesperación aumentó al ver que no trajimos suficientes botes salvavidas y mi cabeza se llenaba de dudas e incógnitas, esperaba que cuando llegara el último momento, todos, absolutamente todos estarían a salvo, contemplando mi último instante fuera del agua, pero no paso, mis esperanzas eran cada vez menos al ver personas saltar al agua, personas de edad avanzada incluso, en el momento de la desesperación no median sus aptos y es entendible, creo que yo también hubiese hecho lo mismo si hubiese podido, pero mi final era otro.

La rabia se apodero de mi, al verlo a él a salvo, viendo como se trasladaba a tierra firme y yo aun ahí, con personas que no encontraban que hacer y que se quedaban en ese sitio donde sus vidas corrían aun más peligro, pero ni modo, me tocó a mi vivir esa experiencia, justo a mí, así lo quiso Dios y no puedo devolver el tiempo o lamentarme, ya es demasiado tarde.

El tiempo pasaba lento, el agua comenzaba a entrar sin medida, llevándose todo lo que encontraba en medio, las personas que aun no lograban desalojar arriba, esperaban  una oportunidad para hacerlo, esos momentos quedarán en sus recuerdos por el resto de sus vidas al igual que en la mía, fueron momentos cumbres para todos los que vivimos la experiencia.
Por lo menos, mucho más de la mitad logró salir con vida de todo esto y eso me alegra, solo un cuarto de personas lamentablemente no corrieron con la misma suerte. ¿Qué pasará por la mente de todos estos que salieron con vida? Seguro al igual que yo su mente está llena de dudas, pero solo Dios sabe las razones de porque vivimos esto.

En vez de un buen recuerdo, seguro seré un mal recuerdo para ellos, y con toda la razón, aunque la culpa no fue mía, de esta forma siempre me recordarán, ¡hice historia!, no como quería pero la hice, cuando haces mil acciones buenas la mayoría de la gente ni te recuerda, cuando haces algo malo por eso te recordaran por siempre, así quede yo, así viviré en sus mentes, solo quedará el recuerdo de lo que en algún día fue, el majestuoso crucero Costa Concordia.

Tibairy Jimenez